Estos -partidos políticos-, en su base ideológica parten como gobierno con una expresión “subjetiva” como tal, y frente él -lo objetivo- que significa la “realidad”, la dicotomía es sencilla: subjetividad y objetividad ¿y qué significan ambas cuestiones?, con “subjetividad” señalamos el cúmulo de creencias, deseos, sentimientos, ideas y opiniones presentes a la hora de gobernar y con “objetividad”, lo que se halla –sujeto- a lo real que es lo “causal”, así, aquí en el pueblo nos hallemos con el partido que gobierna como lo subjetivo y lo real del balneario como lo objetivo, marco para el juego de “tenciones” entre ambas dicotomías, porque ¿cuál es la agenda a posicionar y ella, será pertinente a los intereses comerciales en Villa Gesell?, o en otras palabras, ¿quién determina a quién?, ¿los deseos o los intereses?, ¿la fanfarria populista o la inmanencia del balneario?, lindas inquietudes
¿verdad?
Pero no se deje engañar, la existencia de una burguesía local -parapetada- en los intereses económicos “es” parte de esa inmanencia y dato ¡objetivo!, por lo cual toda gestión que atente contra esos intereses no podrá –durar- más que un periodo porque será cambiado, ¿y esto que significa?, que las continuidades de los periodos de gobierno -si o si- para mantenerse en el cargo “deben” ser funcionales a los intereses comerciales del balneario, entonces, ese preso (el militante) de la ideología partidaria ¿cómo puede continuar votando localmente al partido si la gestión no obedece a las banderas enarboladas de la campaña electoral?, en especial, si el partido -no posee- la capacidad de intervención para mitigar la estacionalidad generadora de recesión, pobreza y diversas necesidades de tono material, lo que deja a la vista que la continuidad de todo gobierno geselino, deber ser funcional a su burguesía local, como primera medida y como segunda, contar con esos sujetos -lejos- de toda “autoconsciencia” como integrantes de la masa y los astutos de siempre “enaltecen” como pueblo.
Desde el 83 hasta el momento, hay individuos en el pueblo posicionando lo no racional, la creencia, el fanatismo y el sentir –irreflexivo- hacia el partido y una vez como gobierno, no hubieron de resolver los males en el pueblo e instalados por el circuito de lo estacional, realidad objetiva que desafía de toda “subjetividad” animosa y animada del partido, sin embargo, los electos intendentes saben delimitar bien entre unos (seguidores) y otros (dueños) porque una cosa es el discurso de la -subjetividad- con su “entredicho” a lo causal desde la parafernalia del relato político (nosotros podemos esto, aquello y lo otro) y otra, tener más que ¡presente! la -objetividad- de lo real al ser “funcionales” a los intereses del balneario, entonces, esas subjetividades instaladas en el pueblo y afectos a los relatos, las banderas, los mitos, deseos e ilusiones ¿quiénes son?, los hijos del pensamiento ¡prefilosófico!
Juan Oviedo
SiGesellnoticias