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13/04/2024 - ESPECIAL - escribe Juan Oviedo

Letras

Juan Oviedo nos invita a reflexionar sobre el devenir de nuestros pueblos
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Preguntemos si la historia de un lugar se hace a base de ¿simples hechos? o por el contrario ¿tales hechos busquen posicionar una idiosincrasia hacia un horizonte distinto?, lo que posiciona como “histórico” todo hecho que “es” ruptural, tal como sucedió con la construcción de un pueblo en una nada, ahora, una vez sucedido ¿es posible sostenes de estar en un pueblo -sin historia-?, parece una contradicción ¿verdad?, si los hechos son el “cuerpo” de un pueblo lo que posicione su devenir sea su historia a devenir, y eso serán las letras según un trasfondo reflexivo, y es lo que otorgue alma, porque el alma de un pueblo, -no es- la cultura ni la educación por ser prácticas de estereotipos ajenos al propio pueblo, entonces, ¿qué o quién le otorga alma al pueblo?, su “letra”, ante la acción del pensar y rastro reflexivo ejercido sin pausa.

Así, el alma de un pueblo es su “letra” que posiciona el devenir de un pueblo y por ende a lo histórico, pero esa letra no es la que encontramos en la letra del periódico o del portal mediático, estas son letras atrapadas en la estrecha condición de su mímesis fundante y su producto llamado noticias o hiato con la “realidad”, como tampoco es la letra del libro mandado a hacer o la grosera vulgaridad -si las hay- por un producto ajeno al pensar y si - creado- para “adoctrinar” que significa ¡no pensar!

Lo que decimos es que ¡solo! la -letra reflexiva- puede labrar los cimientos de la historia en este pueblo, e insertar la siguiente paradoja, la historia como horizonte al futuro y no como jalón del pasado, pero ¿un hecho histórico centrado en el futuro?, suena extraño ¿verdad?, sin embargo, se denomina histórico no al mero hecho sino del hecho que “rompe” con algo establecido, por lo cual eso histórico -no es- continuidad sino efecto de algo ruptural, como sería el hecho de “pensar” en un lugar donde -no se piensa mucho-, y pensar, se torne histórico por ser ruptural con ese -no pensar-.

Lo que nos lleva a la pregunta por el “hacer” de las fuerzas del pueblo, si están bajo una continuidad del pasado o, por el contrario, con un hacer revulsivo “previo” de un pensar, repasemos, adulación al intendente de turno, histrionismo de concejales, el destino turístico del pueblo como fuente de ingresos, la fuga de los jóvenes tras un futuro, delincuencia, inseguridad, etc. etc. etc. he aquí el cuerpo sin alma del pueblo, para colmo si esas letras revulsivas –de existir-, no son leídas, ni registradas, ni consultadas, entonces, ese -ayer se hace hoy historia oficial del pueblo y a tal fin, el Museo y el Chalet Histórico, pero por “no pensar” el presente escenario, afín con la idiosincrasia del pueblo ¡preso! del balneario posicione el “cruel” devenir de lo ahistórico como ausencia de todo futuro.

Vaya con la presente paradoja del pueblo y quizás -cuasi estética-, de ¡cómo lo histórico! provoca lo ¡ahistórico!

Juan Oviedo

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